Hace 20 años atrás, me colocaba los zapatos taco alto de mi madre y medía en 'dedos' cuánto faltaba para que me quedaran buenos, y recuerdo que esa era la medida que tenía para saber cuándo sería grande. "Me faltan 4 dedos (unos 4 cms)... no es nada, ya creceré"-decía. Y el tiempo pasaba y pasaba... y no era tan fácil como suponía, y me angustiaba.
Hoy me angustia como pasa de rápido. No escribo desde el 2007.
Es que el 2008 fue como el ajo en temas laborales y personales. Estuve de 'vacaciones' dos meses, en abril y en diciembre. Y una serie de eventos desafortunados, pero realmente desafortunados. Salvo (bendita excepción cuando todo iba mal) el año del nacimiento de mi sobrina, la Valentina. Que si bien tenía fecha de llegada al mundo en Septiembre, se adelantó un mes... por ende, nos adelantó la alegría!
Valentina and me.
Y ya es 2009 (hace rato!)... y ya es septiembre, el mes en que dejamos de invernar... para dar paso al resplandor del verde primaveral, del canto de los pajaritos, de las flores en los árboles, de las mañanas con sol, de mirar a los ojos más fijo que nunca. Y también es el mes inevitable del amor... de enamorarse estúpidamente. De ser feliz.